—¿Sabes la historia del hotel donde estamos parando? —le preguntó el padre a su hijo.
—No, ¿me la contas? —respondió el niño de tan solo 10 añitos.
Estaban sentados en el hall del edificio, haciendo tiempo vaya uno a saber por que. El nene estaba agarrado de su mano, y el padre se sentó frente a el, mirándolo a los ojos mientras le contaba la historia. Observar a ese nene escuchando ese relato era increíble, estaba como fascinado, lo miraba y se sorprendía a cada instante, era buen cuentista ese hombre. No paraba de gesticular, movía las manos, cambiaba la voz, un padre poco usual, se podía ver a leguas que amaba a su hijo.
—A este edificio lo construyó el abuelo, por eso todos los años venimos acá. El abuelo el día que inauguró el hotel, en medio de la ceremonia, me llevo a la terraza. Yo tendría aproximadamente 10 años –el nene, abrió grande sus ojos y suspiro —Como yo —Claro —Continuó el padre —Como vos, el me comento que el mejor horario para ver las estrellas en la costa, en esta misma terraza es a las 11 de la noche, esta noche te contaré lo que el abuelo me contó. Las verdades que contienen las estrellas. Subiremos a la terraza a las 11 de la noche y te contare unos secretos que no podes contárselos a nadie más que a tu futuro hijo. Es algo asombroso, sin dudas te va a encantar. —Dijo el padre.
De pronto entro una mujer Rubia, era la mamá.
—Mamá, papá me va a llevar a la terraza a las 11 de la noche, por que dice que las estrellas hablan —dijo el nene entusiasmado.
La madre le guiño el ojo al padre, y con total complicidad, respondió;
—El gran secreto del abuelo, tu papá me contó que su padre le contó unos secretos, unas verdades que dicen las estrellas, es verdad hijo. —respondió la madre.
—¿Entonces vos sabes el secreto? —Pregunto el nene.
—No, yo sé que el abuelo se lo contó a tu padre, por algo es un secreto, tu papá jamás me lo contó. No se que le dijo el padre de él esa noche. —Sonrió y le dio un beso al padre del nene.
—Ah, es verdad, los secretos no se cuentan. —dijo el nene y corrió hacia el ascensor.
—Así es Adrián, los secretos, son secretos —dijo el padre.
Caminando para el ascensor, la madre abrazo al padre y ambos se miraron, creo que percibí los latidos de sus corazones, agitados, con golpes fuertes, enormes en felicidad.
—Estoy orgullosa de vos —le dijo la madre al padre.
—Te amo, y gracias por ser la madre mas hermosa que existe sobre la faz de la tierra. Sos mi estrella. —Respondió el padre.
—Adrián, deja de apretar el botón, que lo vas a romper, ya esta, ya lo llamaste —dijo la madre, mientras el nene no dejaba de apretar el botón.
—Tarda, ma, quiero ir a la terraza —rezongó el nene.
—No, Adrián, primero tenemos que cenar, es temprano, a las 11 de la noche yo te prometo que te llevo. —respondió el padre.
—Bueno, pero... —volvió a protestar el pequeño.
—Pero nada, Adri, dale subí que ya vino el ascensor.
Esa noche, habrá sido la comida más rápida que comió en su vida. Sus padres no paraban de decirle que mastique y que no trague el pedazo completo, el nene comía rápido, no le importaba el pedazo, y mucho menos masticar.
—Adrián, fíjate en el reloj, decime la hora. —pregunto el padre, sabiendo que ya eran las 11 de la noche.
—¡¡Las onceeeeeeeeee!! —grito el nene del comedor.
—Bueno, mi amor, nosotros subimos a la terraza, volvemos en un ratito. —dijo el padre.
—¿Qué, mamá no viene? —pregunto el nene.
—No, mami se queda, por que esta charla es de hombre a hombre —respondió el padre, sabiendo que eso lo haría sentir mejor.
—Bueno, má, ya vuelvo, voy con papi. —dijo el nene, agarrado de la mano de su padre, listo para el desafio.
—Bueno vayan, cuando vuelvan hay sorpresa de postre. —dijo la madre mostrando su hermosa sonrisa, también estaba contenta.
En el pasillo que conduce al ascensor, el nene no dejaba de preguntar, que le anticipe algo. Subieron al ascensor y nuevamente el nene no cesaba de preguntar.
—Bueno, llegamos —murmuro el padre.
—¡Siiii! —dijo el nene, jamás había subido a la terraza, ni sabía que era.
—Para, papá —dijo el nene —¿Qué es una terraza? —preguntó.
—Una terraza, es el ultimo piso del edificio, de este lugar se pueden ver las estrellas mas cerca, pero esta terraza no es igual a todas, es mágica.
Vamos, veni, dame la mano, acostémonos en el piso. Y ambos sin soltarse las manos se acostaron boca arriba en el piso.
—Ves esa estrella —Y el padre señalo al tumulto de estrellas.
—Sí, pa, hay un montón de estrellas.
—No, esa, la amarilla, que titila, ves que esta titilando, que parece que prende y apaga —explico el padre, sabiendo que la gran mayoría de estrellas, titilan, parece que fuesen apagarse, pero no es así, solo es una ilusión óptica.
—Sí, ahí la vi, ¿Qué tiene? —Pregunto el nene apresurado.
—Bueno esa me esta hablando en este momento —dijo el padre.
—Ah, ¿Por qué a mi no me hablan? —dijo el nene con los ojos llenos de lagrimas.
—Por que vos tenes que ser papá, a tu hijo le vas a poder contar lo que dicen las estrellas. —balbuceo el padre, acariciando su hombro.
—Ah, entonces falta mucho para que me hablen, esto es re trucho —dijo el nene enfadado.
—Pero... —hizo una pausa— no, no, seguro no te interesa, bajemos a comer el postre. —dijo el padre, sabiendo que el nene preguntaría.
—¿Pero que, pa? —pregunto el nene.
—Yo te puedo decir lo que me esta diciendo la estrella. Como lo hizo el abuelo conmigo, y vos tenes que guardar el secreto. Y cuando seas papá se lo dirás a tu hijo. —dijo el padre consintiendo al hijo.
—Bueno, dale, contame, contame —dijo el nene nuevamente entusiasmado.
—Esa estrella, me dice que vos nunca tenes que fumar, jamás tenes que tocar un cigarrillo —el padre dijo eso y el nene se quedo mirándolo.
—¿Entendiste? —pregunto el padre.
—Si, que no tengo que fumar. —respondió el hijo.
—Bien, bueno ves aquella —y señalo una azul clarita —Esa me dice que vos nunca tenes que emborracharte hasta quedar tirado en la calle. Vas a poder tomar Cervezas, Vinos y esas cosas que toma papá, cuando seas mas grande. Cuando empieces a tomar con tus amigos, jamás tenes que emborracharte. Tenes que tomar con moderación.
—¿Entendiste? —pregunto el padre, tratando de ser lo más claro posible.
—Sí, que no tengo que ser borracho.
—Muy bien, bueno ahora mira allá, esa que esta sola, ¿la ves? —pregunto el padre, mientras señalaba una estrella color blanca, apartada de todas.
—Si, esa que esta solita ahí. —dijo el nene.
—Claro, ¡Que buena vista campeón!, bueno, esa estrella es la más sincera de todas. Esa me dice la verdad absoluta, dice que algún día la vas a conocer...
—¿A quien, a la estrella, pa? —curioseo el nene.
—Sí, a la estrella. —dijo el padre.
—Pa, pero si esta re lejos, ¿Cómo la voy a conocer?, ¿Qué va a bajar en forma de estrella?, ¿Cómo son las estrellas, pa?, ¿Cómo la voy a reconocer, hablan papi?, ¿Son buenas?, ¿Por qué están tan lejos? —el nene era una maquina de crear preguntas, que el padre con total naturalidad siempre obtenía respuestas.
—Sí hijo, son buenas, están lejos por que ellas tienen que hablar con otros padres, así sus hijos aprenden estos secretos que yo te conté hoy.
Esta estrella es diferente, esa no es una estrella, aunque así lo parezca, en la vida, hay muchas cosas que parecen ser algo que en realidad no lo son.
Cuando seas mas grande, como papá, descubrirás a tu estrella. Ella es la que bajara y en algún momento de tu vida la encontraras. No me dijo cuando, ni en donde te va a esperar. Pero no será en forma de estrella. Sino en forma de mujer. Conocerás muchas mujeres cuando seas mas grande, pero solo una será tu estrella, te vas a dar cuenta solito. Sin ayuda de nadie.
—Y ahora vamos, que mamá nos esta esperando. —Dijo el padre, mientras se ponía de pie. El nene en el suelo, pregunto su ultima duda.
—¿Pa, tu estrella es mamá? —Termino de decir eso y el padre, comprendió que su hijo había entendidó y esa satisfacción, hizo que derramara una lágrima.
—Sí, mi estrella es tu mamá.
Una brisa despeino a los dos y ambos volvieron hacia la puerta que separa, la magia, el amor y la fantasía de un padre que volvió a ser niño, con su hijo.
Archivado en: Vidas Ajenas
Uh, Mosca....
Estás muy tierno...
No irás a ser papá?
O tu papá te contaba secretos de estrellas?
So re lindas estas cosas...
esta historia la lei ya por segunda vez, y sigue fascinadnome,.
Espero qe el año te haya recibido muy bien..
Un abrazo.
Chechu
A mi me anda haciendo falta una estrella... y me anda haciendo falta un padre que me cuente esos secretos, ya que vengo derrapando, jaja!
Hermoso Cristian, hermoso.
mmm...siempre hace falta alguien que te guie y te aconseje..yo quiero un papa asi aunque sea por un ratito..me encanto..me dio mucha ternura y algo de tristeza...
Besos
Snif... Me aguante un lagrimón. Es hermoso!
Nuevamente me asombra lo versátil que podés ser escribiendo, espetacular.
Espero hayas pasado un lindo comienzo de año.
Beshote coshita
Emocionada!!!
Lolíta: Ojala no. No papá nunca me contaba secretos de estrellas pero me hubieran venido bien. Un beso Lola, gracias por su comentario.
Chechu: Bueno me alegro entonces, gracias por la buena onda y por el comentario. Otro abrazo Chechu.
rro: jajaj, sos terrible. Gracias por el comentario y no derrape demasiado. Un beso rro.
DaM!t@: Gracias, me alegro que te haya gustado, un besote que todo ande muy bien.
Nu: Sipi, por suerte todo sigue igual de bien. Gracias por el comentario, me alegro que te haya gustado la historia. Besitosh.
Vale: Ojala sea bueno eso. Un beso, gracias por el comentario. Cuidate.
por primera vez estoy leyendo tus escritos llegue aqui a partir del famoso facebook,entre al blog y elegi una historia al azar y es asi que acabo de leer el relato màs lindo que habia visto en mucho tiempo.Me gusta mucho tu simpleza (o como decis por ahi:tu "locura")Apartir de ahora pasas a integrar el grupo de mis escritores favoritos!