—Al fin y al cabo te vas a ir igual, con o sin mi despedida –dije con una tonada de total desinterés, me di cuenta en ese instante que soy bastante forrito cuando quiero.
—Eso que decís es una actitud muy egoísta y es muy feo Juan, vos no tenes por que tratarme así –respondió, elevando un poquito la voz al final de la frase puso las manos en la mesa y se paro de la silla.
—Y ahora te convertís en mi mamá, es la verdad, acá no hay nada que te retenga, ni yo –termine de hablar me pare y me fui para la cocina rascándome la cabeza.
—Esto ya lo hablamos me parece, vos sabías que hoy me iba, si no me queres despedir no lo hagas pero yo me voy –Dijo eso y comenzó a caminar hacia el teléfono, marco y pidió un taxi.
Por dentro mío rogaba que no haya taxis o que haya demora, un terremoto, cualquier cosa, pero no, como siempre todo sale mal, el operador le dijo en cinco minutos.
Fueron los cinco minutos mas largos de mi vida, no se escucho una mosca, la habitación no hizo un ruido, una mala onda, una tristeza, es como que ninguna parte de la casa quería que ella se vaya, ni el rompe pelotas del perrito.
Hasta que detone la bomba, no podía permitir que se vaya sin decírselo. Sin que ella supiera lo que yo pensaba.
—Seguro te vas con el otro… –murmure mientras caminaba
—¿Qué dijiste Juan? –pregunto al instante, apenas había cortado el teléfono. Las mujeres sin duda, tienen odio absoluto.
—Eso, que seguro te vas con el otro gordo puto
—Juan, por favor, terminemos bien
—Carla, no seas hija de puta, decime la verdad, yo sé como soy, me dejas por que ya no me bancas más
—Juan
—Ves, no me respondes, me emputece eso, que no me respondas, igual todo bien, vos cagate en mí, cagate en todo, ojala que te vaya como el orto en México
—Juan, córtala –gritó
—Encima gordo y pelado, debe ser un mujeriego, pero claro, tiene plata, necesita una asistente
—Que mierda de tipo que sos, siempre con ese pesimismo del orto, con ese miedo enfermo de que todo es culpa tuya, de que nadie te quiere. Cuando te pones así, me das asco, me da asco que seas tan imbecil, que pienses que soy una cualquiera, que no me valores nada, Juan, tendría que grabarte para que te escucharas.
—Ándate a cagar
De la cocina sin escalas directo al comedor, prendí el equipo de música lo puse bien fuerte, ya no quería discutir más, ni tampoco seguir escuchándola. Solo buscaba acelerar el paso de esos cinco minutos.
—Carla, discúlpame, antes de que te vayas… quisiera darte una cosa –que me pasaba, apenas pude decirle eso, no podía hablar.
—¿Si? Bueno si te apuras me lo das ahora sino te lo vas a quedar vos por que estoy viendo por la ventana que ya vino el taxi –Sonrió y estiro su mano —acércate –me dijo y comencé a caminar hacia ella, le di un papel, un beso y se fue. Sola. Mientras en el equipo de música se lo escuchaba al pelado cantar “Las despedidas son esos dolores dulces...”.
Siempre me pasa lo mismo, no sirvo para despedidas, ahí se fue, ya debe estar a unas seis o siete cuadras de casa y no me pude despedir como corresponde, no le dije ni un te quiero ni un buen viaje. Tanto hablándome de esta fecha para que se me pase como un día normal. Engañándome, pensando que mañana estará conmigo, siempre voy a estar destinado a perder las cosas para darme cuenta que no están, a valorarlas cuando ya no existen mas. ¿Siempre?.
Ella va a volver, pero cuando vuelva no será la misma. La gente cambia, conocerá lugares, estará tan feliz que se olvidará de mí.
Yo se que hay miles de formas de despedirse de alguien, están los que lloran, los que ríen, los que gritan, a los que les agarra el ataque de amor, los que te besan, los que te dan la palmada en la espalda, los que no dicen nada, los que con la mirada te están diciendo todo, los que ni te miran a los ojos por miedo a llorar, los que se hacen los boludos, los que te retienen, los que ponen una excusa, los maduros que te dan la mano, los que le transmiten a su cara la tristeza, y los que son como yo, que para despedir a alguien necesita pelear, necesita negar toda la situación. Quizás sea un cruel modo de defensa para extrañar menos. Soy de esos que caen en la realidad cuando ya nada se puede cambiar.
Creo que nunca me pude despedir de nadie. Nunca me alcanza el tiempo ni las palabras justas, ni el lugar, todo siempre me queda chico. Pero igualmente tampoco entiendo por qué ella no se despidió de mí. O quizás su despedida fue lo último que me dijo.
—Podrías darme una mano con un bolso en vez de quedarte ahí parado como un pelotudo.
Archivado en: Los hombres también lloran
"Nunca me alcanza el tiempo ni las palabras justas, ni el lugar, todo siempre me queda chico."
.. Nada más, ni nada menos..
Un abrazo !
Y quién sabe como despedirse correctamente? Y por qué hay que ser diplomático en las despedidas,si uno no pudo lograr que se quedara? Y por qué mierda uno tiene que ser amable con el que decide irse a la idem?
Buen relato, amigo!
Me gusto mucho y me trajo recuerdos.
Si hubiese sabido que era el último día que lo veia,hubiese dicho todo lo que sentía,pero bue...ya es tarde.
Jesica.
No aii forma de despedirce, cada uno lo hace a su manera...Y la pelea, es como q decis o haces cosas para mostrarle a esa persona lo mucho q te importa, y las pocas ganas q tenes de q se valla...Como los padres, cuando empesas a entrar en la adolescencia, q cada vez q te vas se enojan, es por q no quieren q te vallas..Pero ese cambio aveces es necesario, y quiza cando vuelva van a cambiar algunas cosa, pero otras van a ser muucho mejores!!!
Un beso, y me encanta esto.-
guauuu, me gustó muchísimo !
Las despedidas son terribles, al menos a mí nunca se me dieron bien, sin importar si el que se iba era el otro o era yo. Las despedidas duelen y en tu relato eso se percibe.
Gracias
Da
Siempre tan lindas las historias.
Un beso grandeeeee :)
Deambulante: Gracias por el comentario. Y cuantas veces nos pasa eso sin darnos cuenta. Beso.
AGUSTIN: Gracias por el comentario. Apoyo la moción, carajo. Abrazo.
Jesica: Yo creo que nunca es tarde, al menos, siempre nos queda un poquito de esperanza y más cuando pensamos en que es tarde. Gracias por el comentario.
PiCcO: Muchas gracias por el comentario y la buena onda, es verdad, a veces los cambios son favorables. Saludos que lindo que te guste.
Da: Que lindo eso de que percibas a través de un texto tantas emociones y más aún que lo comentes. Gracias por el comentario. Saludos y de nada.
Julieta: Muchas gracias por tu buena onda Julieta, un besote para vos también.
Tu relato me hizo recordar el pasado. Lo que perdemos por no tener el valor de decir lo que se quiere decir; por ocultar los sentimientos y dar mas importancia al egoismo de pensar: a mi.....nadie me gana, aunque en realidad se pierde.
No sabes los recuerdos que me trajo. Te leo y se me viene el nombre de uno a la cabeza. Las despedidas son esos dolores dulces dulces! Nada tan cierto, temazo además!
Te felicito
Besos
Como siempre, un lujo Cristian..Abrazo de gol de media cancha de Palermo, como dijiste vos.Já.
saludos.
te amo casate conmigo