Vos sos de esas minas que les gusta ser segundas toda la vida para sentirse superior a alguien. Esas que dan lástima cuando las ves a los ojos. Las que intentan ocultarse, el vértigo, la sensación de la trampa moral y ética. La que coleccionan consejos y opiniones. El paseo de la mano, fingir la felicidad.
Las que se hacen las fuertes, las superadas. Las desvaloradas, las que ya no se aman, esas así, sí, ya sé cual sos vos. Ya entendí.
De seguro te quejas de los hombres, mientras le haces un pete y sentís el perfume de su mujer. Y te sentís mejor. De esas así sos vos.
Como me cuesta hablar de vos ahora que paso tanto tiempo.
Entre apuntes y líneas tiradas al azar, me miento, y sé que te escribo a vos, desde la ignorancia de un niño maltratado, caprichoso, cuando le dicen que no, esa primera negación, el primer dolor. Que suicida inocencia.
Es que no quiero dañarte, pero me sale así, soy patético, prometí escribirte y ahora lo estoy haciendo, te advertí que no soy bueno, que no me sale la utopía así nomás. Ya sé que me vas a llamar por teléfono sin importarte la hora, como lo hacías antes, me llamaras para insultarme, dudo mucho que me felicites, o quizás, o quizás sea como el borrador que te leí, que te sentiste tan identificada. Es todo tan injusto, me siento tan mal, que el tiempo no me afecte, que todo a mi alrededor se cristalicé y se rompa.
Te voy a decir algo, una tonta confesión, ese borrador, ya lo tiré, maldición, es que no puedo mentirte, vos sabes bien, que no tiro los escritos por más idiotas que sean –como lo es este- más bien los atesoro, es una idiotez eso de tirar un papel, como si las ideas y pensamientos se fueran con el. Cada escrito se me tatúa en alguna parte del cuerpo y me sigue, los arrastro para donde voy, y cuando camino por la calle yo veo como golpean a la gente, y les pido disculpas, y es una locura, sabes, últimamente todo es una locura.
Y no quiero que creas que te pido disculpas a vos, ni que te culpo, esto ya está escrito hace mucho, simplemente ahora lo estoy transcribiendo, ya te lo dije, espero que recuerdes, cuando estábamos acostados en esa cama barata, en esa improvisación de cena, en donde vos me decías, hay que dormir un poco, y yo en mi mente no dejaba de escribir.
Porque escribo, sabiendo que cada escrito me hace mal. Y leo pocos libros, muy poco leo, vos me aconsejaste que dejara de leer, que ya no soportabas mis asociaciones, mis comparaciones, antes de irte, me alcanzaste a decir que te daba miedo, que no tenias miedo por vos, que el miedo era por mí, que un día iba amanecer dentro de una página, y que jamás podría salir de ahí cuando se cierre el libro.
Cuanta verdad tenias, y te alejaste, me dejaste, te alejaste con todo tu cuerpo, pero en mi mente seguían tus palabras, tus miradas, tus gestos de desprecio y eso es quizás la principal motivación para escribirte.
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Siempre lo consigues. Ese dichoso efecto de envolverme tanto en lo que cuentas que yo misma me siento atrapada en esa página. Yo misma vivo en tus páginas también. GRACIAS.
Loco, hace mil que no entraba por cuestiones de tiempo, ahora entro y leo esto... la verdad cada vez que entro leo lo que me pasa... estoy en una situación parecida, gracias por dejarme leer lo que haces, por compartir con todos esto! Lucas
En la primera parte me sentí más que identificada che, la verdad que te pasas escribiendo loco!
Carmen Conde: Gracias carmencita. Un beso grande, espero que todo este muy bien en la otra costa. Saluditos.
Anónimo: De nada Lucas, gracias a vos por hacerte un tiempito. Un abrazo grande, que todo ande muy bien.
La china: Muchas gracias por el comentario, me alegro que te guste. Saludos!
Muy muy muyy bueno
casi siempre me pasa que me siento identificada.