Del sur me vengo y al norte me voy
dejando atrás mil canciones en repeat
caracoles me acompañan, un buen hermano que me guía, y me aconseja, y se enoja,
cuando compró dos fernet, y lo dejo sin un peso, pero el fernet es solo una excusa,
para escurrir un poco más la noche, que se copa en una copa de un buen vino
bien barato, que te saca la sed y te rescata, y te hace sonreír como monito, para después dormir
dormir para escapar un poco después de andar tanto tiempo despierto
Veinte cuadras en subida, parecen mil kilómetros, y es la distancia que me aleja de vos
quizás más, quizás menos, como el calor, que no da calor, cuando el frio, es muerte
es muerte por doquier, es muerte estar lejos, pero es vida
la música, es vida la mañana, es vida la vida que continua,
el buscar, el caminar para encontrar, algo, un cacho de algo
que nos guie, que andamos tan perdidos matando el tiempo
tiempo, que nos achica, que nos reduce al ser uno, el que brinda
con gente que nunca vio, pero que le desea feliz año y buena vida,
que le desea lo mejor y que le sirva otro trago de sidra,
sidra que jamás se me ocurriría comprar, pero acá la estoy tomando
es la depresión de fin de año, es el abrazo a la nada, se abraza a la voz por teléfono cuando se está lejos, uno corta y se siente morir, ahí parado, tan lejos, no llora porque hay que festejar
se festeja otro año de estar vivo, se agradece, mirando al cielo, y se extraña, aquellos que están,
pero que por algún motivo se alejaron, para siempre, porque cuando uno se va,
ya no vuelve a ser el mismo, ni tampoco se encuentra con lo que dejo,
eso que deja, que no quiere decir que no importe, sino que significa que todo continua,
que se puede traspasar el tiempo y el espacio, que desaparecemos, cuando nos buscan,
pero que estamos sin estar, y que aunque te caigas, yo te levanto, porque es mi función en tu vida,
y en la de los demás, levantar, sin preguntar, atajar para no golpearnos, entre nosotros,
que estupidez, la de golpearnos, todos amontonados, como pidiendo algo que todos queremos,
como el chocolate, o el helado, o la canción, o la poesía, o la voz, esa que escuché allá en el sur.
Que quizás acá jamás la podría escuchar, porque allá todo suena diferente, del sur me vengo y al norte me voy, a buscarte, que quizás estés allá, aunque hoy estés acá.
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